Tuesday, May 16, 2006

L'Enfant

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L'Enfant (el infante), ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año pasado, está poblada de niños; hay un bebé recién nacido, un grupo de niños que dividen su tiempo entre sus juegos y el robo, pero sobre todo, está Bruno, quien en la historia debe tener poco más de 20 años, y que es el verdadero niño de la historia.

Los que estamos siguiendo la más que interesante obra de los hermanos Dardenne (Jean Pierre & Luc), conocimos a Jeremie Renier, que ahora interpreta a Bruno, en "La Promesse", una de las experiencias más bellas del cine europeo de los últimos años. En ella, interpretaba a un adolescente, que tras vivir una vida amoral a cargo de un padre corrupto (Olivier Gourmet, actor recurrente en las películas de los hermanos belgas), decide redimirse para hacer valer su promesa a un moribundo.

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En L'Enfant, un Renier ya adulto interpreta a este bribón dedicado al hurto menor, que se dedica a aprovecharse tanto de la buena voluntad de las personas como de las ventajas y resquicios que le ofrece la sociedad de la abundancia en la que vive. Al inicio del filme, vemos a Sonia (Deborah Francois), su enamorada que acaba de dar a luz a un pequeño niño, y que luce tan despreocupada como él. Bruno casi ignora al pequeño, pero se lleva a Sonia a dar una vuelta a pasar el día juntos.

Todo parece marchar con cierta tranquilidad hasta que Bruno se entera por una de sus reducidoras que existe la posibilidad de vender al pequeño. Aprovechando un descuido de la madre lo entrega a una mafia con la misma frialdad con la que vende sus artículos robados. Sonia al preguntarle por el niño recibe de respuesta: "Lo vendí, pero podemos hacer otro". La chica casi no puede creerlo y se desmaya. Algunos minutos después la encontramos en un hospital del Estado, donde acusa a Bruno de vender a su hijo.

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Como puede verse, esta serie de actos irreflexivos de Bruno, lo llevan a una suerte de espiral de problemas, a los que se suman su trato con la mafia y con un pequeño compañero de andanzas llamado Steve.

Aunque el argumento pareciera sugerir una cinta cargada de exabruptos y de momentos de tensión, la película nunca hace uso de recursos genéricos (música incidental, fotografía abundante en sombras, etc.), sino que se mantiene en el registro naturalista que caracteriza el cine de ficción de los Dardenne. Precisamente, esta suerte de rigor estilístico lo que convierte a esta película en una obra excepcional.

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Los Dardenne se dedican mediante planos secuencias y primeros planos a seguir a sus personajes, observar sus reacciones (o la ausencia de ellas), en un proceso que parece auscultar el alma de las personas que aparecen en la cinta.

Al final de la cinta, como en toda la obra de ficción de los Dardenne, hay una suerte de redención. En este caso, hay un cierto parecido con el final del "Strómboli" de Rossellini, donde el personaje principal finalmente es capaz de tener un sentimiento legítimo en su corazón. Pero a diferencia del filme del maestro italiano, es un final terrenalmente más optimista, con un Bruno que tiene la esperanza que sólo la compañía humana puede ofrecer.