No voy a negar lo importante que resultó el cine de Woody Allen para mi formación cinéfila. La primera película que vi de él fue "Shadows and Fog" en la antigua sala del cine Julieta de Miraflores. En aquel entonces (¿fue en el 90 o en el 91?) no tenía gran idea de qué se trataba esto del cine, pero su reparto estelar me llamó la atención. Por alguna extraña razón sabía quién eran John Malkovich y John Cusack.
Poco tiempo después comencé a ver películas como loco y me encontré en la cartelera con "Husbands & Wives". Quedé alucinado con las actrices de Allen. La Farrow, en el que seguramente es su mejor papel, se mostraba fascinante, con su personalidad mousy, su timbre chillón y el cabello corto que la hacían ver tan vulnerable y al mismo tiempo, tan segura de lo que quería. Judy Davis, en el que debe ser uno de sus mejores roles, interpretando a una sofisticada y neurótica neoyorquina. Pero, lo que más me llamaba la atención era la capacidad del director de contar los sentimientos de sus personajes sin pudor alguno, poniendo en evidencia cómo las relaciones afectan a las personas. Todo esto de una manera que era inédita para mi entonces. Con películas como ésta y otras como "Annie Hall", "Manhattan" o "Hannah and her Sisters" se completó buena parte de mi educación cinéfilo-sentimental.
Tiempo después, tras aprender algo más de la estructura dramática que mueve a algunas películas, comencé a admirar el talento de Allen para armar historias redondas; delinear personajes complejos, interesantes, llenos de defectos pero adorables al mismo tiempo. Sumado a esto, estaba su amor por el cine, por la comedia del cine clásico, por Federico Fellini, por Ingmar Bergman y por los absurdos hermanos Marx.
Digo todo esto para señalar lo doloroso que resulta ver a Allen metido en el embrollo de la falta de creatividad. Sus películas desde "Small Times Crooks" en adelante son poco menos que mediocres. En el caso de "Scoop" estamos ante una necedad sin parangones para el director. Todas aquellas cosas que me hacían esperar cada diciembre el estreno de su más reciente película ha desaparecido. De hecho, el misterio más grande que oculta "Scoop" es dónde quedó el buen Allen que todos aprendimos a querer.
La historia es poco menos que una necedad, de esas que cualquier director del cine clásico americano filmaba con los ojos vendados, pero que manejaban con tanto gusto que terminaban por ser admirables. Sin embargo, Allen las filma con una dejadez imperdonable. Veamos sino la incoherencia con la que está dirigida la Johannson, que por momentos habla y gesticula como los héroes masculinos del director y veinte minutos más tarde lo hace de manera natural.
Los personajes secundarios casi no existen. Es más, el antagonista de la historia, interpretado por Hugh Jackman, tiene la ligereza de una pluma. No existe la menor motivación que diriga al personaje o si quiera que nos permita relacionarnos con él (¿lo admiramos u odiamos o simplemente no nos importa?).
En suma, todo un retroceso al peor Allen en años.
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