Sunday, July 10, 2005

Ordet (La palabra)

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Kaj Harald Leininger Munk era un pastor danés que además escribía obras de teatro en las que obviamente se hacía palpable su fe religiosa. Sus más grande influencia, además de la fe cristiana, fue la literatura escandinava de Adam Oehlenschläger. Ambas le llevaron a escribir una amplia obra teatral donde se cuenta los desafíos del hombre hacia la ley divina. En cierta manera, Munk apreciaba mucho ese intento, lo que lo llevó a admirar la valentía de algunos personajes poco recomendables como Mussollini, Hitler y Napoleon. Aunque ciertamente, fue asesinado por los nazis durante la ocupación en Dinamarca por su férrea oposición al Führer. Su obra teatral "Ordet" responde a esta vocación por dar testimonio de la dinámica entre la acción humana y la acción divina.

Gustaf Molander, uno de los directores escandinavos más sólidos, ya había llevado esta obra al cine varios años antes, aunque sin el impacto que logró la versión de su compatriota Carl Th. Dreyer.

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El punto de partida de Ordet es la casa de la familia Borgen. En ella viven el patriarca Morten (Henrik Malberg), representante de la cristiandad liberal y próspera, quizás un poco arrogante; su hijo Mikel (Emil Haas Christenssen), quien es agnóstico, pero vive con su preciosa mujer, Inger (Birgitte Fiederspel), el verdadero centro espiritual de toda la cinta; su hijo menor Anders (Cay Christianssen); así como Johannes (Preben Lerdorff Rye), quien aparentemente ha enloquecido y ahora cree ser el mismo Jesucristo. Los problemas parecen comenzar cuando Anders quiere casarse con Anna, la joven hija del sastre del pueblo, quien además es líder de un grupo de cristianos puritanos.

Como se puede esperar los puritanos rechazan a Anders si este no acepta la conversión. Es entonces que Inger convence a Morten que enfrente al sastre y trate de hacerlo cambiar de opinión. Súbitamente Inger enferma por problemas en su embarazo. Al oir esto el sastre le dice a Morten que si no se arrepiente y se acoge a la ley de Dios, Inger no se recuperará.


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Partiendo desde ahí, Dreyer nos enfernta a varias posturas sobre la religión: la postura laica, más interesada en los problemas terrenales que en la vida espiritual (Morten), el ateísmo cientifista (expuesta a través del médico que atiende a Inger), la religiosidad institucionalizada (el pastor que llega al pueblo), el agnosticismo (Mikel), el fundamentalismo (el sastre), la santidad optimista (Inger), pero sobre todo la religiosidad que sale de los parámetros de lo racional (la de la niña, la del milagro producido por el loco). Y es que lo que Ordet busca es contarnos lo maravilloso (y uso esta palabra en toda su extensión) de la experiencia religiosa, aquella que sale de los límites de lo que la cultura asume como natural y no la que proviene de la tradición o de la elaboración mental.

En cuanto al estilo visual, Dreyer mantiene un cierto sentido pictórico; sus exteriores son breves pero llenos de lirismo, sus interiores son más bien sombríos, donde la confluencia entre luces y sombra son la constante. Pienso en una suerte de unión entre Munch y algunas pinturas religiosas del barroco. Y es que el filme constantemente remite a la construcción de la imagen a partir de poses, controlando el movimiento al interior del encuadre, creando una realidad más bien artificial, aunque paradójicamente es el lugar desde que parte el autor para contar la verdad.

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Ordet es simplemente un filme fundamental del canon. Es una de las grandes obras de la humanidad. Un filme admirable, una experiencia cinematográfica inigualable. No me canso de pensar en él, aun cuando me sea difícil seguir escribiendo más cosas... Pienso si ese sería el efecto que quería lograr Dreyer al filmarlo...

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